Nota del editor:
Las cartas de Eros llegó primero en 2016. Le siguieron el volumen de poesía visual Poetas, voladores de luces (2017) y los textos dramáticos Diálagos de desaparecidos (2018). La editorial independiente Overol no pretende rescatar la obra inédita de Enrique Lihn, sino ofrecer, libro a libro, una escritura de actualidad que no ha dejado de ocupar un lugar inquietante en el imaginario de la literatura contemporánea. RB
Cuando Enrique Lihn contó la historia de que Rodrigo Lira salió indignado de su ático de la calle General Salvo porque no había sido considerado para el cargo de “secretario de redacción y corrector” (Lira le había mostrado a Lihn su copia de La orquesta de cristalcon sus innumerables correcciones, esperando que a Lihn se le ocurriera contratarlo), reconoció que no hubiera sido mala idea que alguien le ayudara a hacer una copia en limpio de las “resmas de papel” que había escrito” con esfuerzo y descuido.” No se le ocurrió proponer esa obra a Rodrigo Lira, ni a nadie, aunque lo de las resmas de papel no era una exageración. La Fundación Getty de Estados Unidos, por ejemplo, conserva más de sesenta cajas con parte de su correspondencia, manuscritos inconclusos de todo tipo de géneros, así como cuadernos, apuntes y dibujos.
Esta breve anécdota sobre Lira representa uno de los aspectos centrales de la vida de Lihn: su laboriosidad y su falta de estabilidad doméstica, lo que le hacía estar en constante transición, no pudiendo asentarse por mucho tiempo en un trabajo, ni en una casa, ni en un cómoda situación que le permitiera ordenar sus papeles, o menos contratar una secretaria. Sin embargo, conservó sus archivos durante décadas e incluso realizó una autopublicación artesanal, utilizando parte de estos en el libro Derechos de autor (1981).
Boris Groys dice que los archivos “generalmente se conciben como un medio para preservar el pasado; presentar el pasado en el presente. Pero, de hecho, los archivos son al mismo tiempo, o principalmente, los motores que transportan el presente hacia el futuro. Los artistas hacen su trabajo no solo para la contemporaneidad sino también para los archivos de arte, lo que implica pensar en un futuro en el que la obra del artista seguirá existiendo en el presente (…) Y es precisamente esa presencia futura y anticipada del obra de arte que garantiza su influencia en el futuro; su posibilidad de dar forma a ese futuro”.
Siguiendo esta idea, es posible considerar que algunas de las obras más influyentes y de mayor actualidad de Enrique Lihn son póstumas. Entre estos se encuentran su Diario de muerte (1989) y sus ensayos recopilados en El circo en llamas (1997) y Textos sobre arte (2008). La etiqueta de “rescate” no le cabe a Lihn como autor póstumo salvo en el caso de la afortunada reimpresión de gran parte de sus obras canónicas (es decir, los principales libros que publicó en vida) que ha llevado a cabo Ediciones UDP desde mediados de la década de 2000.
Antes de esa serie de reediciones, una de las primeras fuentes a través de las cuales mi generación pudo conocer la obra de Enrique Lihn fue la antología póstuma de Eduardo Llanos, Porque escribí (1995). Incluyó textos de diferentes épocas, aunque el antólogo postula en el prefacio que la producción más valiosa está contenida en los poemas escritos en los años 60, principalmente provenientes de La pieza oscura (1963) y La musiquilla de las pobres esferas.(1969): “En esas obras creo ver su aportación más auténticamente original y perdurable (…) y también una manifestación de su fidelidad a un lirismo que, a estas alturas, era más fácil parodiar que rejuvenecer”. Sin embargo, la selección incluye “numerosos extractos de libros anteriores”, aunque el antólogo opina que “en algunos, Lihn ya toma demasiada distancia de su templo lírico”.
La sabia decisión de Llanos de dar a conocer una selección amplia e integradora, más allá de sus propios gustos y preferencias (y de ese supuesto “templo”), permitió acceder a fragmentos de obras que no habían estado disponibles hasta ese momento, generando curiosidad y asombro. en los cambios formales en los que Lihn estaba incursionando. Posteriormente, cuando se dispuso de sus libros “canónicos”, y teniendo en cuenta la creciente influencia e interés que sus obras despertaron en las nuevas generaciones de autores y lectores, se abrió el camino para comenzar a estudiar y editar otros póstumos, dispersos o inéditos. papeles que pudieran complementar lo que ya estaba en circulación, profundizando así el conocimiento sobre la producción textual de un autor que no tuvo tiempo de encargar, y menos de publicar,
De las más de sesenta cajas de manuscritos que se almacenan en Estados Unidos, sólo se ha publicado su libro Una nota estridente (2005). El título original era Álbum de toda especie de poemas, y su publicación estaba prevista para fines de 1973, pero no se pudo realizar debido al golpe de Estado. Posteriormente, Lihn usó este título para otra antología, y el libro original permaneció inédito en su totalidad.
Este tipo de azares y contratiempos fue frecuente en relación con la producción de Lihn en la era posgolpe, por lo que finalmente publicó lo que pudo, cuando pudo y como pudo. Su escritura, por el contrario, fue incesante en todos los géneros y no estuvo sujeta a las inciertas oportunidades que tuvo de ponerla en circulación debido a las precarias condiciones editoriales a las que tuvo que hacer frente.
Numerosos proyectos de libros quedaron incompletos y muchas colaboraciones quedaron dispersas en diarios, revistas, folletos, catálogos y libros de otras personas. Así, luego de realizar mi tesis de grado sobre la vida de Lihn en el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (2009), la envié a Ediciones UDP y recibí como contrapropuesta la solicitud de recopilar algunos de esos textos dispersos para una miscelánea libro que finalmente no pudo ser publicado debido a la gran cantidad de material que apareció durante las investigaciones realizadas en hemerotecas y archivos periódicos de Chile, Latinoamérica y España. Una vez descartada la posibilidad de un libro enciclopédico y heterogéneo a partir de papeles dispersos, acordamos con la editorial sacar a relucir una parte de esa recopilación en el libroLa aparición de la Virgen y otros poemas políticos (2012).
La experiencia de trabajar en esta antología fue clave para entender que no tenía sentido haber entregado a las bibliotecas un voluminoso e ilegible volumen que hubiera sido de interés solo para especialistas, llevando a Lihn hacia una dudosa esfera patrimonial que lo habría alejado de su vocación contemporánea como autor póstumo. En consecuencia, la investigación siguió su curso, sin urgencia de dar a conocer los resultados.
En 2015, en conjunto con Daniela Escobar y con la colaboración de Mario Verdugo, fundamos la editorial Overol, en la cual, gracias a la confianza de Andrea Lihn en nosotros, pudimos publicar por primera vez Las cartas de Eros (2016) . A pesar de haber sido escrita a principios de los años 80, la prosa de Lihn resulta increíblemente actual, dado el interés que existe hoy por los géneros autobiográficos y referenciales, a pesar de que las cartas son ficticias en el sentido de que no fueron concebidas como cartas para ser enviado por correo sino más bien para formar parte de un libro cuyo tema se confiesa, y reconocemos, a un Lihn íntimo, sufriente, hiriente y lúcido. De este conjunto, sólo la carta a Gabriela Mistral había sido publicada previamente en El circo en llamas.Otro fragmento (un extracto de la carta a Consuelo) fue publicado en un artículo especial dedicado a Lihn en el diario El Mercurio en 1998. Este recorte me impresionó por su calidad y me convenció de la irresistible necesidad de acceder al resto del letras. Afortunadamente, Andrea Lihn había guardado en Chile los papeles mecanografiados, ya que con ellos había montado una obra de teatro titulada Enrique por Lihn (2001).
Teniendo el poder de decidir el carácter que le daríamos a Las cartas de Eros , optamos por una edición que no hiciera referencia a la figura del autor, sino a su obra. La portada con su triángulo imposible, desarrollada por Daniela Escobar, nació de la lectura del libro y está diseñada para atraer a cualquiera, no solo a especialistas o seguidores de Lihn. Por la misma razón, el libro no cuenta con un prefacio, sino con un epílogo que funciona como nota explicativa sobre las particularidades del volumen para quienes estén interesados en el proceso.
Al año siguiente tuvimos la oportunidad de publicar una antología que ponía a disposición poemas dispersos que hasta entonces no habían sido recogidos en un libro y acompañada de la reedición de una plaqueta que había circulado en Italia recién en 1982 con la publicación de 151 copias Este representa el único poema visual de Lihn, una fase lúdica e inusual en su producción. Poetas, voladores de luces (2017) mantuvo el mismo criterio en cuanto al diseño y ausencia de para-textos que preceden a la lectura del propio conjunto. Incluye una amplia selección de poemas encontrados en periódicos, revistas, antologías y ediciones artesanales que no forman parte de libros individuales del autor. La sección A Catulo y otros(1952-1988) incluye diálogos o preguntas de Lihn a autores como Vicente Huidobro, César Vallejo, Luis Oyarzún, Rubén Darío y Mauricio Wacquez, además de diversos “poemas de pasaje” escritos durante viajes a España, Estados Unidos, India , ya ciudades como Antofagasta y Punta Arenas en Chile. Entre ellos, hay algunos que quedaron fuera de la exigente selección de Lihn al realizar La pieza oscura (1963). Seis poemas sobre mitología chilota (1972), que son poemas escritos por encargo o publicados una sola vez en el diario El Siglo , se incluyen en el último apartado. El valor de estos poemas radica en el trabajo de un aspecto particular, que no ha sido muy explorado en la poesía de Lihn, a saber, su relación con la cultura popular chilena.
Esa antología, a pesar de ser algo más exigente en cuanto al contexto en el que se escribió y publicó cada poema -ya que dicho contexto enriquece la lectura-, también podía llegar a un público no especializado que, como todas las antologías, tuviera la oportunidad para elegir sus favoritos dentro de un conjunto variado que muestra diferentes períodos de la obra del autor.
Luego de esto, examinamos el archivo de obras inéditas de Lihn que conserva su heredera y elegimos para la primera publicación de su drama, la pieza breve Diálogos de desaparecidos .(2018). Esta elección responde también a temas de actualidad sobre los que leemos en esos textos, que no necesitan de ninguna nota previa o contextualización, para interpelarnos y que pueden llegar a un público transversal. Además, refuerza el conocimiento de un Lihn político y preocupado, atento a lo que ocurre a su alrededor en tiempo real. Descartamos la idea de reunir varias obras en un solo volumen, que hubiera sido pesado y difícil de leer. Nos parece que lo interesante es dejar que cada obra tenga su espacio y su tiempo en una edición curada destinada a la lectura, y cuyo objetivo no es solo “rescatar” los textos, sino también hacerlos dialogar con el tiempos en los que van a aparecer.
Actualmente, estamos trabajando en un cuarto libro que reúne artículos, ensayos y otras intervenciones sobre literatura, arte y política que no están incluidas en El circo en llamas , ni en Textos sobre arte. Entre ellos, cabe señalar, por ejemplo, una serie de artículos sobre literatura y arte que Lihn publicó durante su estancia en Cuba. Ya en 2010, el investigador Matías Ayala, al comentar la edición de Textos sobre Arte,señala que “de su estancia en Cuba entre 1966 y 1967 sólo quedan dos textos. Es muy posible que en Cuba Lihn haya escrito más y haya artículos en espera de investigaciones que los descubran”. Se incluyen en esta recopilación otros tres textos sobre arte no incluidos en el libro antes mencionado, además de seis artículos literarios sobre poetas y autores cubanos que no se encuentran en El circo en llamas. También se recopilan otros textos escritos desde dicha experiencia cubana, como es el caso de la legendaria “Carta abierta a Heberto Padilla” (1971), texto que hasta el momento no ha circulado en Chile. También son relevantes los discursos y columnas publicados por Lihn en diarios y revistas, como Cauce, El Espíritu del Valle yLa Época, antes y durante la dictadura sobre la actividad literaria y artística así como sobre la situación política. Esperamos publicar este libro en 2020.
Hay mucho más material de Lihn para revisar y dar a conocer. Creemos pertinente publicar este tipo de obras como un archivo en constante actualización que intenta poner a disposición de los lectores contenidos, tonos y formatos diversos sin la ambición de canonizarlos ni aspirar a su fijación definitiva. Por ello, es importante para nosotros evitar centrarnos en la figura del autor, para no abusar de su imagen en términos publicitarios o de difusión. Y al mismo tiempo, es importante que las ediciones se ajusten materialmente al objetivo de facilitar su lectura y permitir una adecuada circulación.
El criterio que hemos privilegiado es que se trate de libros que no se apeguen demasiado a una imagen de una imagen preconcebida o marmórea del poeta, sino que permitan el despliegue de la obra de Lihn en nuestro presente. Volviendo a los comentarios de Groys: “el impulso utópico siempre tiene algo que ver con el deseo del sujeto de salir de su identidad históricamente definida, de abandonar su lugar en la taxonomía histórica. En cierto modo, el archivo le da al sujeto la esperanza de sobrevivir a su propia contemporaneidad y revelar su verdadero ser en el futuro porque el archivo promete preservar los textos u obras de arte de este sujeto y hacerlos accesibles después de su muerte. Esta utopía, o al menos,